A los padres de los bebés víctimas de la impunidad y la avaricia les recordamos...

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¡NO ESTÁN SOLOS!

Alan Abarca/ Alucard

Alan Abarca Saint Martin nació en la ciudad de México en 1988. Ha participado en diversas actividades literarias tales como el Festival de la palabra del centro histórico en 2007, Encuentro de escritores: Pasiones y obsesiones, dedicado a Octavio Paz 2008 en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Es miembro del Programa de Escritura Creativa de dicha universidad, así como parte del consejo editorial de la Revista Mediaciones. Es colaborador en la revista virtual Freim!

Los vampiros eran, son y serán, seres fantásticos que al estar en la imaginación de las personas, logran su anhelada inmortalidad. Entes que, a pesar de su origen humano, se consideran superiores a él. Se mueven por instinto, no por raciocinio. Sin embargo son extremadamente analíticos, carecen de culpa o remordimiento, que podría volverlos vulnerables. La frialdad de su interior se percibe en su piel. Su paciencia es una de sus grandes aliadas, lentamente "acorrala" a la victima y la seduce con el aliento.
Distintos ejemplos de vampiros se han creado en la literatura y a nosotros han llegado gracias al cine o la televisión. Desde las primeras manifestaciones escritas a finales del siglo XVIII en autores como Tieck, Goethe y Hoffmann, hasta la creación prototípica del vampiro con Bram Stoker y Drácula.
Imaginemos un mundo donde los ghouls o vampiros impuros comienzan a ser una amenaza para los humanos. La situación nos remite a Hellsing, un anime basado en el manga homónimo. Aquí, una organización gubernamental protestante secreta, se encarga de eliminar a la amenaza que consterna al mundo, liderados por un grupo de neonazis llamado Millenium.
El cielo se oscurece, la luna se torna rubí. Un perro negro con varios ojos camina hacia nosotros mostrando sus afiladas fauces. Poco a poco ese perro, que ahora parece una sombra, muta mientras hace su recorrido. Una carcajada se escucha en el aire, no sabemos de quién es. La sombra comienza a tener forma: cabeza, cuerpo, brazos, piernas. La luna poco a poco ilumina ese ser. Un sombrero rojo cubre su cabeza, una gabardina del mismo color se mueve con el viento y unos lentes amarillos evitan el contacto directo con los ojos. Llega donde nos encontramos. Inclina un poco la cabeza hacia la derecha. Esboza una sonrisa levantando sólo el lado derecho de sus labios. Muestra uno de sus colmillos. Se quita el sombrero, hace una caravana y se presenta “Watashi wa, Arucard”
Si se espera que alguien hable con la verdad, aunque esta no sea siempre del todo amable, ese será el vampiro Alucard. Ironía y Sarcasmo son sus cartas de presentación, así con sus adversarios o con Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing (su ama). Encuentra gran placer en el gusto del dolor.
Representar a Alucard es una experiencia tan mística como el personaje en sí, ya que es necesario conocer la historia para poder imitar los movimientos al caminar, al hablar y al esperar. Su transfondo cultural e ideológico encierra una fuerza especial que impregna e invita a abrirle la puerta y conocer más sobre él. Es el reflejo de esa fuerza en donde lo demás no importa, sólo tú mismo como el personaje.

Exigencias de la caracterización:
Empleo de peluca y/o extensiones
Tacón especial para lucir imponente
Maquillaje sencillo para acentuar la palidez

Personaje alternativo:
Joven Walter o Angel de la Muerte