A los padres de los bebés víctimas de la impunidad y la avaricia les recordamos...

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¡NO ESTÁN SOLOS!

De cómo una narradora se transforma en vampiro guarro

Por: Elena Méndez
Me quedé en México, entre otras cosas, porque Eve Gil me dijo que la acompañaría en un cosplay. Vas a ser mi hermano, me dijo, con una seguridad apabullante. Hablaba de Hellsing, de los hermanos Valentine, un par de vampiros de la Organización Millenium, enemigos acérrimos de Sir Integra, personaje del cual ella se ha apropiado para presentar su más reciente novela, Sho-shan y la Dama Oscura (Suma de Letras, 2009).
Eve, siempre osada, aborda un género diferente en cada libro, o bien se lo inventa. Así, ha fundado ahora el "realismo mángiko", con un éxito impresionante: críticas favorables, edición agotadísima. Pero, más allá de eso, ella escribió el libro para ayudar a la gente. A los diferentes, a los rechazados, a los "raros". Baste mencionar que en Sho-shan la protagonista es una niña con síndrome de Asperger, tal como su hija pequeña; condición sobre la que ha querido contribuir a concientizar a la sociedad mexicana, donde existe un gran desconocimiento sobre el tema.
Pero ustedes se estarán preguntando, ¿qué tienen que ver unos vampiros con el Asperger y con los "diferentes"? Así está el asunto. Como Eve tiene un alma altruista, se sintió devastada tras la tragedia del 5 de junio del 2009 acontecida en Hermosillo, Sonora (su tierra natal), en que 49 menores perdieron la vida durante el incendio de la Guardería ABC. Accidente provocado por la negligencia, burocracia, pero sobre todo la codicia de gente muy poderosa (léase cercanos a FECAL).
Los sobrevivientes padecen severos problemas de salud y requieren costosas terapias, impagables para sus familias.
Eve se preguntó: ¿Cómo puedo ayudar? y urdió entonces un proyecto alejado de lo panfletario, que tuviese fines caritativos y sobre todo, que atrajera al público (en particular, infantil y juvenil, a los cuales va dirigida Sho-shan): el Proyecto H, un libro de arte donde actores y escritores representaran la lucha del bien y del mal entre la Organización Hellsing y sus enemigos, Iscariote XIII y Millenium.
Pese a la carencia de recursos, las premuras y la sempiterna burocracia, Eve se hizo de un estupendo elenco, formado por actores y escritores que, incluso, pusieron de su bolsillo para apoyarla en esta noble iniciativa.
Y bueno. Yo siempre me he sentido -me sé- "diferente" (en la primaria no me querían porque citaba artículos políticos de Proceso en plena clase; en la secundaria utilizaba la biblioteca como bunker, para huir de las mofas de mis compañeros). En eso me identifico con un otaku (una persona especializada en el mundo manga/anime), por ejemplo; caso de Murasaki Fujita, la hija mayor de Eve, quien ilustró la novela. Murasaki ha tenido problemas escolares porque se ha topado con la absurda intolerancia hacia su afición.
Cuando Eve me dijo "Vas a ser mi hermano", acepté de inmediato. Primero, porque siempre me ha gustado jugar con la androginia. Y encima de ello, Jan es un guarro de lo peor y eso me permitiría sublimar mi violencia y mi carácter irreverente.
Estuve preparándome para realizar bien mi papel, travistiéndome parcialmente (corbata, trusas), para irme sintiendo "varonil"; viendo videos en Youtube, donde Jan hace de las suyas, en complicidad con su hermano Luke, todo un dandy.
Y claro, las groserías y ademanes obscenos fluirían con naturalidad.
Asimismo, fui haciéndome del vestuario: pants, gorro, piercings, tenis de color estridente. Me mandé hacer un subfusil FNP-90, que data de la II Guerra Mundial (véase la Wikipedia). Vaya, hasta me compré un puro marca Damitas, pues Jan fuma.
Pero me faltaba algo que me enfrentaría a un muy íntimo temor: Jan posee ojos amarillos. Y yo nunca había utilizado pupilentes. Siempre he tenido miedo a sufrir accidentes de la vista, porque de pequeña estuve a punto de perder un ojo. Pero en fin, eran exigencias del personaje.
Eve patrocinó mi nueva, vampírica mirada. Jamás pude ponerme los pupilentes yo sola (ni quitármelos tampoco), así que ella me ayudó en eso. Fue un asomo del calvario, la verdad, pero ya entrada en el papel, fue bastante divertido: Jan hizo sus desfigures mientras su hermano Luke, impecable e impasible, posaba a su lado, en soberbio contraste.
No obstante, las fechorías de Jan (léase yo) serían vengadas por la doncella-policía-vampiro Seras Victoria, quien le aplicaría tremenda llave para derrotarlo.
No conozco a todos mis compañeros en persona. Sin embargo, me tocó acudir a diversas sesiones. En particular, me emocionó atestiguar el arranque del proyecto, cuya sede fue Donceles 66, y ver el entusiasmo y el amor que los involucrados sentían por su papel.
En particular, agradezco infinitamente haber convivido con Ramón I. Martínez (Monsignor Enrico Maxwell), César Gándara (Captain Hans Gunsche), Francesca Gargallo (Zorin Blitz), Murasaki Fujita (Schrodinger/Sister Yumi Takagi), Alan Abarca (Alucard/Walter C. Dornez, joven), Jorge Celaya (Walter C. Dornez, grande), Samantha Torres (Seras Victoria), Brenda Artigas (Monaguillo), Ireneo Álvarez (Vlad Tepes), Oscar Sánchez (Captain Pip Bernadotte), Eder Quintero (Herr Doktor) y Diana Lein (Teniente Rip van Winkle) y por supuesto, Eve Gil (Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing/Girlycard/Luke Valentine), todos ellos amigos ya entrañables; y la gentileza de Cato Kusanagi, fotógrafo especializado en cosplays.
Debo mencionar, también, al señor Abraham Fraijo, joven sonorense cuya bebé pereció entre las llamas. Al conocerlo, en casa de la poeta Lina Zerón, no pude más que abrazarlo, si acaso ello pueda ser un consuelo para el alma.

Pronto tendremos el libro: un acto de amor con el que Eve Gil le dice a esas criaturitas víctimas de la más atroz impunidad, que no están solos. Que hay para ellos una sonrisa, unos brazos cariñosos. Unos amigos que los acompañan.
Los Hermanos Valentine en acción